Seis claves para saber cuándo ir al psicólogo

Señales de alarma que pueden indicar que necesites hablar con un psicólogo
En nuestro centro de psicología en Valencia y online atendemos a muchas personas con dudas sobre si hacer terapia psicológica o no. Es el caso de María, ella llevaba meses sintiéndose mal. Incluso se estaba planteado pedir ayuda a algún psicólogo especialista en ansiedad social, pero no sabía si su problema era importante. Desde pequeña ha sido tímida, pero la última vez que fue a una cena de clase parecía que el corazón se le iba a salir del pecho. Sintió taquicardia, le sudaban las manos, se ponía roja si notaba que alguien la miraba. Además, en la universidad tuvo que hacer un trabajo para exponer en público y le pasó lo mismo, ¡o peor!.
María tenía muchas dudas, «¿será mi timidez de siempre?», «¿es normal ponerse así?»,» ¿le pasa a todo el mundo o ya me estoy pasando de la raya?», «¿será un problema suficientemente grave como para ir al psicólogo?».
Para que no te pase como a María, voy a explicarte en que puede ayudarte un psicólogo y en qué ocasiones deberías pensar pedir cita a un psicólogo:
1. Malestar significativo
Un problema lo es solo si te causa malestar. En el ejemplo de María, podría ser una chica tímida sin más, y eso no es nada malo. Pero ella sufre, lo pasa mal físicamente, le preocupa y no disfruta de sus relaciones sociales.
En este caso sería bueno que intentará poner remedio para atajar el problema y que no vaya a más. En ocasiones, los pacientes me dicen “Laura, es que no se si lo que me pasa en una tontería” y yo les contesto “si te hace daño, no lo es”. En el caso de María estaríamos hablando de una fobia social, la cuál podemos tratar mediante la terapia cognitivo conductual.
Por el contrario, si tienes un miedo muy fuerte pero no es representativo en tu vida, sería una tontería que acudieras a un psicólogo. Imagínate que no te gustan nada los elefantes y que te dan pavor. Si vivieras en África tendrías un problema, viviendo en Europa no. El malestar nos da la pista de si una situación es “tratable” o no.
2. Muchas veces, muy intenso y durante mucho tiempo
Las variables que consideramos en terapia para evaluar la evolución del problema son frecuencia, intensidad y duración. Tu puedes hacer lo mismo para considerar si tu malestar es significativo.
¿Te sientes mal por el mismo tema muchas veces a lo largo del día o de la semana?, ¿Cuándo aparece la situación problemática te genera emociones muy intensas y difíciles de controlar?, ¿una vez te sientes mal, esa sensación se extiende en las próximas horas e incluso días?.
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En el ejemplo de María, siente ansiedad muy intensa cada vez que va a hablar en público o en situaciones sociales en las que intervienen más de tres o cuatro personas o desconocidos. Además, si se enfrenta a estos momentos, se preocupa por ello días antes y el malestar continúa días después. Sabiendo esto, ¿no crees que podría pensar en hacer algún cambio?. Pronto sabrá que el tratamiento de elección para la fobia social es la terapia cognitivo conductual.
3. Pérdida de control
Como comentábamos antes, si un problema te genera emociones muy fuerte es muy probable que pierdas el control sobre él.
Si cuando te encuentras en una situación difícil para ti, sientes que “se te vas de las manos” o haces cosas de las que luego te arrepientes, deberías plantearte ponerle solución.
En el caso de María, cuando está en una situación social, analiza tanto sus palabras que acaba por no decir nada o interviene cuando no toca porque ya ha perdido el hilo de la conversación. Siente que no puede controlar sus pensamientos y estos le llevan a actuar de una manera que no le gusta y de la que luego se arrepiente.
4. Pérdida de la capacidad de disfrutar
Cuando tus preocupaciones están influyendo en el disfrute de tus actividades diarias estamos ante un problema. Si notas que, haciendo lo mismo, te llena menos.
En nuestro ejemplo, María antes se reía en las cenas, hablaba y lo pasaba bien. Ahora está tan pendiente de si “lo hace bien” que ya no saca nada positivo de esa situación.
5. Influencia en diferentes áreas de tu vida
Si además de perder el disfrute en las actividades diarias el problema influye en otras áreas como el trabajo, la familia, los amigos, etc.
Por ejemplo, has perdido la concentración por estar pensando en el problema y ha bajado el rendimiento en tu trabajo. Le das tantas vueltas al problema que te pones nervioso/a y estás todo el día enfadado/a, pagándolo con tu pareja o familia.
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En el caso de María, es muy probable que su timidez esté influyendo en sus notas de la universidad por su miedo a hablar en público y en la relación con sus amigos y compañeros.
6. Tu solo no puedes
Si ya sabes que quieres cambiar algo, has leído sobre el tema, has intentado modificar lo que haces o lo que piensas…. pero no puedes o no obtienes los resultados que esperabas.
Muchas personas que vienen a nuestro Centro de Psicología en Valencia u online, me comentan «Laura lo he intentado todo para enfrentarme al problema». En este caso un psicólogo cognitivo conductual puede ayudarte a ver desde fuera el problema, evaluarlo y ver qué esta fallando en tu estrategia. Si te encuentras en esta fase, ya tienes una parte del trabajo hecho, ¡genial por el intento!.
Conclusiones sobre pedir cita con un psicólogo
Espero haberte ayudado a discernir entre un problema “normal” y una preocupación que requeriría intervención. Yo siempre parto de la base de que en la vida siempre hay problemas. No me gusta la idea de que todo lo que pase sea patológico.
Como el otro día, que una paciente me comentaba que su médico de cabecera le recetó diazepam para hacer los exámenes. ¿En serio?, ¿son los exámenes una situación como para medicar a una persona como si fuera una enfermedad?, ¿no será mejor que aprenda estrategias de manejo de la ansiedad?. Como siempre digo, vivir no es una enfermedad. Por ello veía necesario escribir este post, para que puedas pensar si lo que te afecta pasará, requerirá que lo trabajes y te enfrentes a ello, o se solucionará con una pastilla.
Por otro lado, tengo muy claro que mantener una situación o pensamientos que nos hacen daño durante meses incluso años, solo hace que agravar el problema. Por ello te recomiendo que medites un poco, tengas en cuenta los puntos anteriores y decidas cuál es la mejor alternativa de solución para ti. Si has elegido la de acudir a un psicólogo, en este blog también hemos hablado de las claves más importantes de nuestro trabajo y de cómo elegir el psicólogo que más te convenga. Además, te explico por qué no elegir un psicólogo gratuito.
Pd: Para que no te quedes con la duda, al final María decidió que esa timidez no le molestaría más. Contó conmigo e inició terapia en nuestro Centro de Psicología en Valencia y online. Poco a poco consiguió que esa timidez aparezca de vez en cuando pero siempre bajo su control.
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