Cómo poner límites a los niños
Cómo poner límites a tus hijos de manera respetuosa
Lo límites ofrecen seguridad a los niños. Los más pequeños están descubriendo el mundo y para ello necesitan un marco de referencia que se consigue mediante las normas y límites que ponen los adultos. Según la disciplina positiva debemos educar con firmeza y cariño. Esto quiere decir que el niño tendrá nuestro amor y apoyo incondicional, pero también que seremos su guía para enfrentarse al mundo, por lo que debemos marcarle lo que puede y no puede hacer.
Debemos establecer límites claros basados en el respeto mutuo, es decir: te respeto, pero a cambio, me respetas.
Muchos padres oscilan constantemente entre el lado permisivo y el lado autoritario de la educación de sus hijos. La mayor parte del tiempo ofrecen su parte amable, sin normas ni límites. A lo largo del día, van acumulando «microenfados» porque el niño no se comporta como ellos consideran. Esto, unido con el estrés diario de otros contextos (por ejemplo el trabajo) hace que sea muy probable que los padres exploten a última hora. Al final, parecen el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, muy simpáticos en unos momentos y muy autoritarios en otros. Si ponemos límites a nuestros hijos en lo que no pueden hacer, los hacemos responsables de su conducta y nos cuidamos a nosotros mismos ya que respetamos nuestro criterio y no solo el del niño.
Rosa, acompañada de su hija Marta de 4 años, entra a una perfumería y se encuentra con su prima que hace varios años que vive fuera. Mientras los ellas hablan, Marta empieza a jugar con las colonias y las muestras de maquillaje. La empleada de la tienda corre a quitarle los productos a la niña y hace señas a la madre para que venga a por su hija, quien se gira, disimuladamente, para alejarse lentamente.
Este es un claro ejemplo de un límite que no se cumple. ¿Quién debe poner límites en esta situación?, ¿debe ser la madre, la niña, la dependienta?, ¿cómo podemos poner límites de manera respetuosa?. A continuación te doy unas claves para poner límites a los niños.
Cómo poner límites a los niños
1. Utiliza el sentido común
Parece básico, pero como dicen «el sentido común es el menos común de los sentidos». Los padres y madres de la actualidad cuentan con tanta información sobre crianza que se olvidan de utilizar su propio criterio a la hora de poner límites. Como siempre decimos a los padres con los que trabajamos » nadie conoce a tu hijo mejor que tú, confía en tu criterio».
2. Sé concreto
Los niños no tienen capacidad para entender órdenes complejas. Piensa en cuando tu jefe te da muchas órdenes a la vez, incluso algunas contradictorias, ¿qué sientes?, ¿cuál de ellas cumples primero?, ¿y si entran en conflicto?. Sin darnos cuenta, algunas veces hacemos lo mismo con los más pequeños. Los límites tienen que ser muy específicos para que el niño los entienda y pueda llevarlos a cabo.
3. Firmeza y cariño
Esta es una de las bases de la disciplina positiva, educar con firmeza y cariño al mismo tiempo. A la hora de poner límites es importante que los transmitas de forma calmada y con un tono de voz adecuado. Puede ayudarte agacharte y ponerte a la altura de tu hijo/a y después preguntarle si ha entendido la norma. Una vez entendida, hay que ser firme en su cumplimiento, si cada día hacemos una cosa el esfuerzo no habrá servido de nada y el niño no sabrá como actuar ente ciertas situaciones.
4. Ofrece opciones limitadas
Las opciones limitadas hacen que el niño se sienta libre de elegir y también le marca una referencia de lo que puede y no puede hacer.
La mama de Luis sabe que le gusta elegir su ropa pero a veces escoge ropa de invierno en verano. Cuándo es la hora de vestirse, la mama elige dos camisetas de manga corta adecuadas para el verano y le dice a Luis «¿Qué camiseta quieres para hoy, la azul o la roja?». De este modo Luis elige, pero su madre marca el límite de que la ropa debe ser la adecuada para la temperatura de ese momento.
5. Resalta lo positivo
Refuerza a tu hijo cuándo se de cuenta solo de los límites o cuando cumpla los que habéis pautado previamente.
6. No personalices
No focalices en el niño «eres malo», sino en la conducta «eso que haces es peligroso para ti». Es mejor que pongas límites sin responsabilizar a nadir de su cumplimiento. Si dices «son las ocho, sabes de sobra que es hora de dormir», el niño puede sentirse mal por no haberse acordado de ese límite. Si introducimos una referencia objetiva como un reloj, nadie debe sentirse culpable:
– Mama: «mira el reloj, ¿que hora es?»
-Hijo «las ocho»
-Madre «eso que quiere decir»
– Hijo «que es hora de acostarse».
7. Explica los motivos
De este modo el niño entiende el significado de ese límite. Si le da sentido es mucho más probable que lo interiorice. Es importante que el niño perciba que la norma se fija porque es buena para él, no porque lo manda un adulto. Eso si, explicar no quiere decir sermonear. Explicaciones si, pero breves y concretas.
8. Ayúdale en la búsqueda de alternativas
Como decíamos antes, ofrece otras opciones cuándo pongas un límite. Por ejemplo, «no juegues con mi pintalabios, puedes utilizar tus colores». Lo ideal sería que tú hagas de guía para que él/ella encuentren sus propias alternativas al límite que marcas. Puedes hacerlo a través de preguntas: «ya sabes que no puedes jugar con el pintalabios de mama, ¿qué otra cosa podrías utilizar para pintar?»
9. ¡Contrólate!
Como comentábamos al principio, solemos acordarnos de los límites o normas cuando ya no podemos más. Esto hace que aparezcan una serie de pensamientos «nunca me hace caso», «es imposible enseñarle las cosas», «siempre hace lo que quiere», que nos producen emociones muy intensas de ansiedad o enfado y que hacen que nuestra conducta sea desproporcionada. Por ello, controla tus pensamientos y estado emocional (por ejemplo si estas muy cansado) antes de hablar con el niño. En nuestra consulta, muchas veces llegamos a la conclusión con los padres de que un gran número de situaciones de conflicto con lo hijos tienen que ver más con su estado emocional de ese momento que con la conducta que haya hecho el niño.
10. Se consistente
Relacionado con lo anterior, un límite o una norma no puede depender de tu estado emocional o modificarse por causas externas (por ejemplo tener prisa). Los niños necesitan que exista coherencia en las normas para entender los motivos de cumplirla y de ese modo interiorizarla. Si una norma en casa es que el niño se viste solo y muchos días lo viste el papa porque llegan tarde al cole, sera difícil que esa norma se convierta en un hábito que dependa del niño.
Conclusión
Los límites son necesarios para la educación de los niños ya que les aportan seguridad y les marcan una guía sobre lo que puede ser peligroso o lo que es mejor para ellos. Los límites deben estar basados en el interés del niño y deben establecerse con respeto. Una vez establecidos debemos ser firmes en su cumplimiento. Una familia con ciertos límites y normas vive con menos enfados y más armonía.
Para saber más sobre psicología infantil y disciplina positiva
Si quieres leer más acerca de disciplina positiva, crianza respetuosa o psicología infantil, te dejo enlaces relacionados con estos temas a continuación. ¡Otra forma de educar es posible!
- Qué es la disciplina positiva. Aquí te explico las bases y fundamentos de la disciplina positiva, como el respeto mutuo, el sentido de conexión y la educación sin premios ni castigos. También el poder ver los errores como oprtunidades y centrarnos en soluciones a largo plazo. Además, te hablo de los talleres de disciplina positiva para familias que hacemos en Valencia.
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- Mejorar la autoestima en niños. Te ayudo a aumentar la autoestima de tu hijo a través de nueve claves. Los problemas de autoestima en niños es uno de los temas más consultados por los padres en nuestra sección de terapia infantil.
- Pensamientos que alejan a los padres de la disciplina positiva. En nuestra consulta de psicología en Valencia trabajamos mucho con los padres. Es importante revisar las creencias sobre educación que hacen que no nos centremos en soluciones a largo plazo.
- Consigue que tus hijos cumplan las normas sin gritar. Te explico la ténica “calma” con la que enseñar normas a los niños, sustituyendo los gritos por el autocontrol. ¡No más gritos!.
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